La crisis sistémica en que estamos inmersos en estos tiempos, nos lleva a cuestionarnos respecto a la educación, la vida y el ser humano, entre otros fenómenos. Es increíble pensar que en esta dura realidad civilizatoria predomina el mal sobre el bien y, lo más crítico, vemos una sociedad fundamentada en la confusión. Nos preguntamos ¿qué está sucediendo?
No pretendemos revelar responsables sobre los problemas sociales que vive el mundo, pero es necesario tratar de entender, a través de la formación impartida en la escuela, la sociedad, la familia y la iglesia, el valor de la vida, el manejo de las emociones, el control de las pasiones, pero ante todo abrir y despertar consciencia.