EN EL NOMBRE DEL PADRE es un trepidante thriller al tiempo que un aguafuerte goyesco, incisivo e implacable en su vocación de presentar una sociedad que declina, se pudre envuelta en miasmas, chapoteando en la ciénaga alimentada con la descomposición de su propio tejido, sin moral, sin valores y, por tanto, sin esperanza de regeneración. Los pocos héroes que quedan, vacilan, se quitan los tapones de los oídos para escuchar los cantos de sirena y viran hacia el mal, hacia lo prohibido. Los personajes han sido cincelados mediante golpes bruscos y certeros, por lo que se muestran rudos aunque auténticos y pronto animados, a pesar de la escasez de trazos que los conforman, por un suave calor de vida, suficiente para exhalar sentimientos, personalidad y, algunos de ellos, hasta una visión del mundo y un escorzo de escatología. La tercera parte se titula "El libro de Juan" y constituye una alusión evidente al cuarto Evangelio y al Libro del Apocalipsis. Porque es un auténtico apocalipsis el que acaba por producirse en esa pequeña ciudad de provincias. Hasta llegar a él, la acción, bien trabada, con una imponente cantidad de ingredientes a pesar de la brevedad del texto, no avanza sino que se precipita, desde el asesinato inicial hasta el espectacular desenlace. La técnica del suspense introduce un elemento poco habitual en las obras del género. En conclusión, una novela muy negra que se devora en pocas horas.