Lágrimas escurren de su mirada rota. La vida no vale la pena vivir. Su papá la ha abandonado a cambio del vicio y sus otros familiares han muerto a manos de mercenarios. El dueño del planeta espera que cada uno de sus esclavos laboren el Campo de Recolección a diario y para siempre a cambio de míseras migajas. Esto no es vida. Es tortura. Hay una salida certera: la muerte. No tiene las agallas para quitarse su propia vida pero sabe que las bestias en el bosque se la devorarían en un parpadeo. Entra al bosque durante el anochecer buscando a un depredador que la devore de un bocado.

La curiosidad invade su plan siniestro y sigue las huellas de una bestia. Sus huellas son diferentes y lo que es más hay una peste a muerte. Sin saberlo ha caído en una trampa y ha sido conducida a una puerta multidimensional en donde su captor le ofrecerá jugarse la vida en el Juego Online Hypermasivo a cambio de su libertad. Morir es probable aunque la joven Pixie estaba dispuesta a morir así que no da más. Acepta las condiciones de su captor e ingresa a la puerta multidimensional.

Jamás imaginó que ser presa en un mundo digital sería peor que la muerte. La muerte en un juego digital no tiene mucho significado. Reaparece muerte tras muerte recordando todos los detalles de como murió. Esta no era la solución que buscaba. Busaba el silencio eterno y ahora es presa de un juego del cual no tiene remota idea como escapar.