Al igual que el río va siguiendo su curso sin detenerse, así la vida de la gente que vive a los márgenes, va transcurriendo lentamente. De igual forma que los barcos surcan continuamente. En uno de ellos llamado Igara Uka, una persona ensimismada en ese continuo fluir, observa desde la barandilla, cómo los últimos rayos del sol, van llenando sus aguas de una tonalidad anaranjada. Para su mirada sobre la espesa manta verde que cubre la orilla y piensa: "mañana será otro día".