Leopoldo Alas Clarín (Zamora,
1852-Oviedo, 1901), continúa siendo más de un siglo después de su
muerte un personaje enigmático, un clásico desconocido.
Alejado de Madrid, pero presente en
los periódicos madrileños de manera constante, crítico literario,
escritor que labró una dilatada obra a lo largo de una vida breve, pero
con escaso éxito en su tiempo, como si la gran celebridad que le
proporcionaba su labor periodística oscureciera por completo su obra
literaria, hombre profundamente religioso, tierno y hasta sentimental,
y, al mismo tiempo, cáustico e hiriente con sus rivales políticos,
personaje de biblioteca, con una sosegada vida de profesor universitario
de provincias, pero inmerso en broncas y peripecias novelescas con
duelos y disputas de opereta... ¿Cuál de todos estos personajes era Leopoldo Alas? Fue todos esos personajes y alguno más. Clarín
es un autor que cuanto más se lee, mayor es la impresión que produce de
haber sido un hombre que se batió en la vida en muchas direcciones:
tierno y mordaz, sentimental y vitriólico, religioso y anticlerical,
republicano y cuasi monárquico... Cada uno de estos rasgos aporta un
matiz que conforma una personalidad compleja y literariamente muy
productiva.