En esta perpleja sociedad entre dos siglos el individuo vive atrapado o condicionado por multitud de medios que le llevan directo hasta el goce, satisfacción del deseo y al placer rápido, pero en algunas ocasiones esta persecución se convierte en algo obsesivo, y entonces es factor determinante en desequilibrios emocionales y subsiguientes decisiones irreflexivas y conductas inadecuadas tomadas bajo la premura de la inmediatez. Queremos el mundo, y lo queremos ahora de la manera que sea. Bien, todo está bien mientras no surge el conflicto, pero cuando las cosas se tuercen, cuando todo se viene abajo, o nuestro impulso cede, todo alrededor se viene abajo, y nos parece que la vida no merece la pena vivirla. Pero hay que levantarse de nuevo y continuar, es la ley de la supervivencia. De algo como esto tan frecuente y repetido muchas veces en la vida de millones de personas en todo el mundo, va esta novela.