Se parte de la crítica a las visiones utilitaristas que construyen un homo oeconomicus, cuya toma de decisiones es unidimensional, solo concebida desde la racionalidad, se toma la Fe, comúnmente considerada asunto transcendental, como elemento motor de una inversión para construir un Santuario a la Virgen de Fátima en Venezuela, liderada por la comunidad portuguesa-venezolana. Se quiere comprender las significaciones profundas de esta acción, la cual ha permitido nuclear distintas nacionalidades en el trabajo de erigir este Templo, cuyo esfuerzo representa la mayor inversión privada que en la actualidad hay en los Altos Mirandinos, en términos económicos y financieros y que ha sido el producto de un esfuerzo comunitario, mancomunado y sistemático, motivado por la creencia religiosa.